1. El juguete ideal y los “tuppertoys”

Como este mantel lavable para dibujar una y otra vez, los juguetes de Jugar i jugar dejan espacio a la imaginación
“Un buen juguete es aquel que sin ser nada concreto puede serlo todo”, afirma el psicopedagogo Francesco Tonucci. Entendiendo que “los juguetes no hacen jugar a los niños y niñas, sino que les acompañan en su juego personal como herramientas sobre las que inventar”, la tienda online Jugar i jugar ofrece juguetes que ponen el acento en el desarrollo infantil.
Sus fundadoras Carmen Granados y Claudia Díaz, que han contado con financiación de banca ética para su iniciativa, explican que la lanzaron desde su propia experiencia como madres. Además de ofrecer juguetes pensados para cada edad y de poner el foco en los materiales y la producción sostenible, el proyecto quiere ser una fuente de inspiración.
Lo intentan con sus “tuppertoys”, reuniones con familias para “tocar y experimentar con los juguetes que se ofrecen por la web”, así como talleres abiertos y para escuelas.
2. Campamentos infantiles de robótica

Robot creado por los participantes infantiles de Robotix Murcia, como parte de la actividad “ciudad ecológica”
“La ciudad ecológica va por buen camino, de momento tenemos energía eólica suministrada por la central ¡Qué buenos son!”, comparten en Facebook desde el proyecto Robotix, una propuesta de talleres y campamentos de robótica para chicos y chicas desde los 6 a los 13 años de edad.
Presente en diversas ciudades, Jesús Herrera es su impulsor en Murcia y Alicante, contando con Triodos Bank como socio financiero, y le motiva el potencial de esta actividad lúdica que se realiza con piezas de Lego para despertar el interés por la ciencia y la tecnología desde pequeños.
La actividad, que se ha hecho antes con éxito en países como Finlandia o Estados Unidos, “desarrolla la capacidad creativa, de resolución de problemas, de trabajo en equipo y busca desarrollar pensadores creativos y activos”, explican desde Robotix. Además de los talleres, algunos chicos participan en ligas de robótica por edades a nivel internacional o en campamentos de verano, como el que organizan en Madrid, combinando las actividades intelectuales con otras de aire libre.
3. Chicos que conviven con artistas
Un año más, la asociación barcelonesa Experimentem amb l’art (EART) organiza una original actividad, con inscripción abierta en este momento. En su campamento de verano, niños y niñas comparten espacio con los 21 creadores que ocupan su residencia de artistas en el barrio de Gracia. Se trata de “un espacio idóneo para experimentar, desarrollar la creatividad, el espíritu crítico y la capacidad de transformar lo que les rodea, desde la acción, la pregunta constante y la búsqueda de nuevas perspectivas”, sostienen.
Esta asociación trasciende su labor artística más allá de sus muros. “Somos un lugar de encuentro”, explican, ya que también organizan talleres, cursos y conferencias artísticas para mayores durante todo el año.
4. ¿Juego organizado o juego libre?
En nuestras ciudades, como menciona el estudio Juegorama, es más difícil que los niños jueguen entre ellos y al aire libre. Es en estas condiciones donde solía darse con más facilidad el llamado “juego libre” que, en oposición al organizado por los adultos, es aquel en el que los niños deciden cómo y con quién quieren jugar, estableciendo sus propias normas y materiales de juego.
Centros escolares diversos, como los que promueven las pedagogías alternativas Montessori, Freire, Neill, Wild o Waldorf, se proponen incentivar el juego libre. Es el caso de la Escuela Waldorf Aravaca, en Madrid, donde promueven una “educación creativa” y valores como la iniciativa de sus alumnos, a cuya formación contribuye esta modalidad de juego.
5. Ajedrez desde los dos años

Imagen: Snbehnke, CC BY SA 30
Al menos es lo que proponen algunos pedagogos, como Angélica Baeza. “Si permitimos a nuestros niños, a partir de los 2 años de edad, jugar sobre un tablero de ajedrez de piso, estaremos favoreciendo, de una manera completamente lúdica, la adquisición de las coordenadas espaciales: caminar apoyando los pies y manos hacia adelante, hacia atrás, a un lado y al otro; saltando con los pies juntos, separados; gateando para trasladarse o haciendo la croqueta. El ajedrez favorece la adecuada adquisición de la lateralidad, lo cual es un principio básico para aprender bien“, explica esta profesional de la psicología y el aprendizaje infantil.
O’Castro International School, que como los demás proyectos mencionados trabaja con banca ética, es uno de los centros educativos que se han animado a incluir el ajedrez entre sus actividades.
Este colegio de Pontevedra que pone el foco en el aprendizaje del gallego, el castellano y el inglés también promueve este juego que “combina diversión, aprendizaje y estrechar lazos con alumnos de otros centros”, como ocurre en los torneos escolares en los que participan sus alumnos.
No dejemos de jugar
El juego no es solo cosa de niños y siempre nos aporta valores, aprendizaje y diversión, como saben bien desde iniciativas que promueven juegos cooperativos, como Jugar x jugar. O incluso juegos para entender mejor la economía, como Ethica, sobre cuál es el destino de nuestro dinero y al que se puede jugar desde los 15 años en adelante.
Triodos Bank, dentro de una actividad bancaria basada en la financiación de los sectores social, medioambiental y cultural, trabaja con iniciativas pedagógicas y de ocio diversas para mayores y pequeños, entre las que se incluyen otras entidades de referencia, como la Fundació Catalana de l’Esplai.
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